jueves, 14 de enero de 2016

Cinco gestos eco amigables en la oficina

Poner en práctica eco gestos es más sencillo de lo que pueda parecer. Con la ventaja añadida de que hacerlo nos ayuda a economizar electricidad, agua, papel…

En este post encontrarás ideas que pueden aplicarse fácilmente en el día a día en la oficina o que, por ejemplo, requieren una pequeña inversión que acabará saliéndonos a cuenta. Es el caso de las bombillas de bajo consumo, de las regletas con interruptor, de los ventiladores o, pongamos por caso, de los dispositivos para el grifo que permiten ahorrar caudal de agua.

Idealmente, los siguientes cinco eco-gestos deben aplicarse de forma conjunta. Sin embargo, también es interesante tenerlos en cuenta para su uso de forma aislada. Como es bien sabido, en los lugares de trabajo no siempre se tiene una total autonomía, pero muchas de las propuestas ayudan a gastar menos, con lo que probablemente sea más fácil conseguir su aceptación.

 

1. ¿Qué puedo hacer con la impresora?

A la hora de adquirirla puede ser interesante optar por una de segunda mano y, si nos pudiera ser útil un equipo multifunción, también será un opción verde. Eso sí, estemos atentos a su consumo de energía. 

Cuando no se utilice, apaguémosla, incluyendo el modo en espera. Evitemos el consumo vampiro cuando acabe la jornada laboral con una regleta que incluye interruptor, a la que conectaremos distintos equipos.

Apagarlos todos a la vez será tan fácil como presionar el interruptor, y al día siguiente hacer justo lo contrario, sin más complicaciones. Un pequeño gesto que nos ahorrará alrededor de un 30 por ciento de la factura de la luz.

Y, por supuesto, cuando sea posible imprimamos a dos caras y usemos papel reciclado. O, todavía mejor, no imprimamos si no es necesario o seamos selectivos y seleccionamos solo los párrafos que nos interesen.

Elegir un papel de gramaje mínimo, un tipo de letra que gaste menos tinta y no abusar de las negritas también sumará puntos verdes. Puede parecer insignificante, pero a largo plazo se nota la diferencia en el consumo de tinta, electricidad y papel. 

2. Una iluminación verde

La luz natural siempre será la más ecológica, qué duda cabe. Pero el sol, esa gran bombilla, no siempre es fácil de llevar allí donde conviene. Además, cuando la luna anuncia su llegada, muy caballero él, le cede todo el protagonismo, con lo que nos quedamos a oscuras.

Las bombillas son una gran alternativa, pero encendiéndolas hacemos un flaco favor al planeta y al bolsillo. La solución, invertir en bombillas de bajo consumo y elegir la idónea en cada caso. Es decir, no solo es importante elegir una lámpara eficiente sino también con la potencia necesaria para el lugar que queremos iluminar. 

Por ejemplo, mientras una bombilla de 5 W es suficiente para ver la televisión para trabajar o leer se necesitará una bombilla de 20 W que equivale a 100 W de las normales. Básicamente, a la hora de elegirlas optemos por las que más economicen (representan entre un 75 y 80 por ciento por ciento de la economía de energía en relación a una bombilla incandescente), adaptadas al uso y teniendo en cuenta la iluminación que logramos sumando varias.

3. Tirar los desechos

En la oficina se utilizan muchos objetos y equipos electrónicos que, como desechos, requieren un tratamiento especial. El papel que ya no pueda reutilizarse se tirará en el contenedor azul. 

Los cartuchos de tinta o tóners contienen sustancias tóxicas altamente contaminantes por lo que requieren reciclarse. Los cartuchos recargables limitan los desechos de forma importante y también ayudan a ahorrar. 

En caso de no usar recargables, deberemos remitirlos donde nos indiquen sus fabricantes. Suele haber instrucciones en el mismo paquete y en muchas ocasiones hacerlo se premia con un descuento. 

4. Reutilizar y reparar

Las tres erres de la ecología (reducir, reutilizar y reciclar) son también una máxima para su uso en la oficina. Reutilizar significa, por ejemplo, utilizar las hojas imprimidas por la otra cara. Guardemos el papel imprimido y usémoslo para escribir notas personales o para hacer impresiones por la otra cara. 

Son muchas las situaciones que requerirán tomas decisiones. Entre tirar y conservar, siempre será mejor lo segundo, ya sea reparando una avería o dándole un uso alternativo a un determinado objeto. 

Las tazas reutilizables, por ejemplo, las típicas tazas de cerámica con su asa, son una excelente alternativa a los vasitos desechables. Del mismo modo, la pausa del café será más ecológica si evitamos los saquitos individuales de azúcar o las cucharitas de plástico desechables. 

5. Ordenador durable y bajo consumo

Hacer durar el ordenador lo máximo posible no solo depende del uso sino de la misma elección del aparato. Éste ha de adaptarse a nuestras necesidades y tener el eco etiqueta europea (Ecolabel). 
 
Cuanto menos tiempo esté encendido, más durable será. También podemos programar el modo de economía de energía y si vamos a cambiar de equipo démosle una segunda vida. 

A la hora de navegar, optimizar las búsquedas también es otra manera de ser ecológicos. Entre otros trucos, añadiendo los sitios más consultados a favoritos o añadiendo la dirección de forma directa en la barra de navegación. Es decir, evitamos pasar primero por el buscador correspondiente. 

Igualmente, en el envío de emails adjuntemos documentos lo más ligeros posible. Aprovechemos las opciones de pdf de baja resolución o ficheros comprimidos, pongamos por caso. 


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